Comunicación de las tradiciones: Fenomenología  
de la Identidad cultural en Santander, Colombia estudio  
comparativo provincias de Soto y Vélez.  
Communication of traditions: Phenomenology of cultural  
identity in Santander, Colombia - comparative study of  
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the provinces of Soto and Vélez.  
Jaime Enrique Pallares Espinosa  
Universidad Pontificia Bolivariana  
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Manuscrito recibido el 03 de julio del 2019 y aceptado para publicación, tras revisión el 7 de octubre del 2019.  
Kalpana, Revista de Investigación, Nro. 17  Año 2019. ISSN: 1390-5775 ISSN-e: 2661-6696  
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Docente Asociado. Profesor Consejero I Director Estación V. Facultad de Comunicación Social  Periodismo de la  
Universidad Pontificia Bolivariana- Bucaramanga, Colombia.  
Comunicación de las Tradiciones  
Jaime Pallares.  
Kalpana. Nro. 17- 2019 (pp. 101-119) ISSN: 1390-5775 ISSN-e: 2661-6696  
Resumen  
Este artículo presenta los resultados de investigación titulada “Identidad cultural de la provincia  
de Soto y la provincia de Vélez en el departamento de Santander”, realizado como trabajo de  
grado por Karina Archila cuya pregunta problema fue ¿qué acciones comunicativas consolidan la  
identidad cultural y las tradiciones en las provincias de Soto y Vélez? El objetivo general fue  
realizar un estudio comparativo del arraigo de la identidad cultural entre los habitantes de las  
provincias referenciadas, en Santander, Colombia. Como objetivos específicos: identificar el  
conocimiento acerca de los elementos que conforman su identidad cultural que tienen los  
habitantes de las provincias en mención; caracterizar las prácticas culturales que existen en dichas  
provincias, y la intervención que hacen las alcaldías junto a las Casas de la Cultura para su  
visibilización; enunciar los eventos cotidianos de los habitantes de la provincia de Soto y la  
provincia de Vélez, así como la puesta en práctica de costumbres y características tradicionales  
arraigadas a su cultura santandereana. Para desarrollar el estudio se usó el método  
fenomenológico con enfoque mixto, se emplearon la encuesta, la entrevista y el diario de campo  
como técnicas de recolección de datos. Entre los principales resultados se encontró que en las dos  
provincias se atribuye gran importancia a la identidad cultural, pero en la provincia de Vélez está  
mucho más arraigada ya que el veleño está convencido de su identidad y enseña esos valores a  
sus hijos, tradición que se ha transmitido de generación en generación desde la colonia.  
Palabras clave: Identidad Cultural, tradición, folclor, valores, comunicación.  
Abstract  
This article shows the results of the study entitled “Cultural identity of Soto province and Vélez  
province in department of Santander” research by Karina Archila as degree work, with  
problematic question: ¿Which communicative actions strength the cultural identity and traditions  
in Soto and Velez provinces? The general objective was to do a comparative study about the roots  
of the cultural identity in habitants of the named provinces in Santander, Colombia. As specific  
objectives: to identify the knowledge about the elements that conform the cultural identity of the  
habitants from mentioned provinces; to characterize the cultural practices that exist in that  
provinces and the intervention the mayors and Houses of Culture do for visibility; to state  
everyday events of the habitants from Soto and Velez provinces as soon as the performance of  
human behaviors and traditional characteristics roots at santanderean culture. The  
Phenomenological method was used for developed the study with a mixed research approach; the  
survey, interview and field journal were used as instruments to collect data. Some of the results  
show they both provinces attach great importance to cultural identity but in Vélez province it is  
much more rooted because el veleño is convinced of his identity and teach those values to his  
children, this tradition has been transmitted from generation to generation since the colonial era.  
Key words: Cultural identity, tradition, folklore, communication, values  
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Introducción  
Tras abordar durante muchos años los estudios sobre Cultura, tomo como punto de partida  
una deducción conceptual personal: la identidad cultural es un constructo social  
conformado por distintos elementos tales como lenguaje, creencias, cosmovisión,  
relaciones sociales, religión, celebraciones, costumbres alimenticias, características en la  
indumentaria, entre otros; artefactos culturales todos que dan carácter tanto al individuo  
como a la colectividad social.  
Jaime Fisher, filósofo investigador en la Universidad Veracruzana, citado por Méndez  
(2008, p), resalta la importancia de la identidad cultural ya que es el sentido de pertenencia  
a un determinado grupo regional y es un criterio para diferenciarse del colectivo: “La  
identidad cultural es un conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de  
comportamiento que funcionan como elementos dentro de un grupo social y que actúan  
para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia  
como respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que tienen en común”.  
En Colombia, se reconoce al departamento de Santander como una de las regiones con  
mayor riqueza histórica, cabe mencionar a la Revolución de los Comuneros como suceso  
histórico de fuerte relevancia. “Esto se da no como un hecho fortuito, ni precipitado, sino  
como resultado de largas vigilias que tenían las personas que se encontraban maltratadas,  
oprimidas, sometidas, y como respuesta a ello buscaron salidas, anhelando la  
independencia y la libertad” (Laguna, 2010). A partir de lo anterior se destacan algunos  
valores tradicionales santandereanos como la firmeza de carácter, el trabajo, el honor, la  
dignidad y el emprendimiento; por otra parte, también forjaron el carácter cultural la  
práctica de la agricultura y la elaboración de artesanías.  
De hecho, la identidad de los santandereanos está fundada en dichos artefactos culturales:  
en sus artesanías (de cerámica, madera, piedra, lana, fique), en la culinaria típica  
(hormigas culonas, mute, arepa de maíz pelao', tamales, arepas, cabrito, pepitoria, chicha  
y carne oreada), en la música autóctona, es decir, guabina, torbellino y bambuco,  
interpretados en los instrumentos musicales representativos de Santander que son el  
requinto y el tiple” (Laguna, 2010). Así lo afirma en su libro “Manual de música y danzas  
del departamento de Santander” el magister en Antropología Cultural y folclor  
latinoamericano, José Guillermo Laguna, folclorólogo de alto prestigio en la región.  
Cabe señalar que la cultura santandereana ha sido permeada en los últimos años por olas  
migratorias de los departamentos vecinos, con lo cual la identidad cultural ha ido  
incorporando en gran medida elementos de otras culturas regionales, pero conserva sus  
raíces, las cuales fueron heredadas de la cultura indígena y campesina que habitaron este  
sector. La incursión de conquistadores españoles en el siglo XVI, además de colonos  
alemanes e italianos entre los siglos XVII y XVIII, llevó a un mestizaje que causó no solo  
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un incremento de la población sino una mixtura de costumbres, sin embargo, puede  
afirmarse que muchas tradiciones se conservan autóctonas.  
Para conservar estas tradiciones culturales y transmitirlos de una generación a otra,  
Santander cuenta con casas de la Cultura de conformidad con la política pública 2010-  
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4-16 para casas de la cultura e infraestructura cultural del Ministerio de Cultura en  
Colombia:  
La infraestructura, como intervención del hombre sobre el territorio, está profundamente  
vinculada con la organización y el funcionamiento de la sociedad y evidencia el nivel de  
desarrollo de una comunidad. Si la cultura es, según la definición de la Unesco disponible  
en la página web del Ministerio de Cultura de Colombia: “el conjunto de rasgos  
distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los  
grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida,  
derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias”, la infraestructura para  
la cultura o la infraestructura cultural, es, sin duda, una poderosa herramienta para  
promover el desarrollo económico y social y para integrar a las comunidades y generar  
su bienestar.  
Estas entidades actúan de manera formativa ya que es una constante la necesidad de  
apropiarse de maneras para que sus habitantes conozcan su pasado, su historia, sus  
tradiciones y su cultura en general. Según el documento Política pública para Casas de  
Cultura del Ministerio de Educación de Colombia, el objetivo de las casas de la cultura  
es sensibilizar a la comunidad para preservar o rescatar valores y tradiciones culturales  
propias y formar identidad en las personas, también para dar a conocer y visibilizar  
eventos regionales como el Festival de la Guabina y el Tiple en Vélez, Festival de la  
Guabina y el Requinto en Bolívar, Festival del Moño en Jesús María, entre otros, con el  
fin de que los santandereanos se interesen por conocer más acerca de estas celebraciones  
que rescatan su legado cultural.  
Por todos los hechos anteriormente descritos, se decidió también como objetivo, observar  
las actividades realizadas por instituciones como Casas de la Cultura con el apoyo de las  
alcaldías y la acogida que estas acciones tienen en la sociedad.  
Discusión Teórica  
Alfred Kroeber, doctor en Antropología, afirma que “Cultura, con base a su primera  
acepción denota la acción de cultivar, esto implica tener atención y cuidado porque el  
cultivo y la cosecha son riqueza” (Yepes & Aranguren, 2003); así la primera dimensión  
de cultura en Antropología es la auto dedicación y enriquecimiento de cada sujeto por  
medio del aprendizaje de su entorno. Aun así, el concepto de Cultura al ser polisémico,  
esto es, al adoptar varios significados, puede ser distorsionado e incluso subvalorado por  
los mismos actores sociales; en ocasiones desde una mirada reduccionista se le asocia con  
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el hecho de poseer información o con la Urbanidad, por ejemplo, en la expresión “que  
persona tan culta”.  
Pero en realidad la Cultura es un entramado complejo, de varios hebras y matices: La  
cultura debemos entenderla ahora como un texto (tejido) hecho o constituido por cuatro  
grandes hilos: los objetos, las prácticas, los discursos y los imaginarios. La cultura es,  
entonces, un espacio de interrelación entre la conciencia individual y la conciencia  
colectiva; la dinámica entre un ethos y un telos: entre tradición y libertad. O entre Bios y  
Poiesis” (Vásquez, F. 2004).  
Otro concepto fuertemente asociado a la Cultura es el folclor; folk es una raíz anglosajona  
que significa «pueblo» y lore, «saber» o «conocimiento», este le da revalorización a lo  
auténticamente nuestro, como las raíces y tradiciones más puras, que se han mantenido a  
lo largo de los siglos. Por tal motivo se dice que “es el conjunto de valores, símbolos,  
creencias y modelos que actúan como modelador de un grupo social y que actúa como  
sustrato para que los individuos que los forman puedan fundamentar su sentido de  
pertenencia” (Ocampo, 2006).  
Así pues, muchos de los recopiladores del saber del pueblo son a su vez folkloristas, es  
decir personas que estudian el folklore, o folklóricos, aquellos que tienen especiales  
cualidades para interpretarlo o reproducirlo mediante su talento. Son estas personas las  
encargadas de reproducir la herencia cultural que han dejado los antepasados y que son  
aplicados vívidamente especialmente por campesinos.  
Dichas costumbres se transmiten por generaciones convirtiéndose con el tiempo en  
preceptos que tienen vigencia social y son aceptados por los pueblos. Además, al indagar  
sobre estos temas de costumbres y tradiciones, se incluye el interés por conocer creencias  
populares, mitos, leyenda, música, bailes típicos, trajes típicos, literatura popular, coplas,  
refranes, medicina popular, comidas típicas, fiestas tradicionales y todas aquellas  
manifestaciones populares de la vida cotidiana que vienen de un legado mejor conocido  
como herencia cultural.  
La herencia cultural expresa y representa el proceso histórico de formación y vida de un  
pueblo, porque es la síntesis visible y tangible de los elementos que lo caracterizan. Para  
lo anterior, la comunicación es el eje fundamental en la transmisión de conocimientos de  
una generación a otra, porque la construcción de la sociedad depende de las acciones  
comunicativas que difunden tradiciones, herencia cultural. La comunicación de dicha  
información es la que lleva a la gente a realizar distintas actividades dando carácter  
cultural tanto a la persona como al colectivo.  
Y es precisamente la comunicación la que contribuye a la supervivencia de la tradición a  
través del tiempo. Las expresiones típicas más vigentes, más sencillas y cotidianas -  
precisamente por tener tal carácter- son de dominio del pueblo. Gracias a la  
comunicación, se aceptan y transmiten con gran facilidad. “Las costumbres y tradiciones  
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presentan profundas raigambres de muchos siglos de duración en su proyección  
estructural, estas se manifiestan como estructuras básicas convertidas en elementos  
estables de infinidad de generaciones, permaneciendo sin cambios durante siglos y siendo  
casi inamovibles” (Ocampo, 2006).  
Estas costumbres se han trasmitido con fuerza y vivacidad a través del tiempo  
convirtiéndose en tradición, en el patrimonio cultural atesorado por el pueblo que lo  
integra en su vida espiritual, material, social y económica. Las personas que se encargan  
de atesorar ese patrimonio son los ancianos, los maestros de escuela, párrocos, sacerdotes,  
alcaldes, funcionarios públicos, artistas, pues desde sus saberes particulares construyen  
la tradición que se transmite en la vida local cotidiana.  
La construcción de la identidad individual y colectiva  
Para el estudio de la Cultura como un constructo social individual y colectivo, tanto  
antropólogos como sociólogos han seguido varios métodos; sin embargo, la  
Fenomenología aborda este estudio desde cuatro existenciales determinantes del ser  
humano (el cuerpo vivido, el tiempo vivido, el espacio vivido y las relaciones humanas  
vividas), así pues, la Cultura va dando rasgos, características particulares a los individuos,  
marcando lugares, momentos y pone en interacción a otros con quienes se comparte dicho  
entorno social, en últimas, define al ser. Así lo esgrime Monfort, J (2011) en su tesis  
doctoral “La Cultura en Ortega, ámbito en el que se realiza la vida humana”:  
La Cultura, como proceso, es humanización y deificación, nos hace hombres y  
también dioses (visto desde la naturaleza infrahumana y desde la realidad que existe y  
actúa por encima del hombre y de todas las cosas finitas). Si miramos al ser humano y  
tratamos su espíritu o razón como sólo un complejo subproducto del proceso bilateral de  
la vida, debe también afirmarse que la idea de cultura no tiene ningún sentido, sería sólo  
un medio para conservar la vida. (Monfort, J., 2011)  
“Teóricos dicen que venimos a este mundo en blanco, que aprendemos y nos marcamos  
conforme a las experiencias de nuestras vidas, más por el otro lado existen teorías como  
el realismo que señalan que vivimos en una realidad ya dada” (Ocampo, 2006). De una u  
otra manera, la identidad cultural está determinada por dos experiencias estrechamente  
ligadas, la forma como el entorno social va caracterizando al sujeto y el modo particular  
como el individuo se apropia de tales elementos culturales.  
Ma. Teresa Rascón Gómez (2007) en su tesis doctoral “La construcción de la identidad  
cultural desde una perspectiva de género: el caso de las mujeres marroquíes”, lo  
comprende así:  
Las colectividades, al igual que los sujetos, necesitan establecer sus identidades,  
para cuya denominación se han empleado diferentes términos: identidad social, identidad  
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colectiva, identidad cultural, identidad étnica, etc. En cualquier caso, tal y como señala  
Merino (2004), todas se refieren a lo mismo: “una colectividad de individuos que  
desarrollan sentimientos de pertenencia a un grupo determinado, con unas características  
definidas, lo cual les va a permitir identificarse a ellos mismos como grupo y diferenciarse  
de otras colectividades.” (p.55). Son muchos los autores que se han aventurado a definir  
este tipo de identidades. M.ª Ángeles Marín (2005), por ejemplo, entiende por identidades  
colectivas aquellas “representaciones intersubjetivas, compartidas por la mayoría de las  
personas de una misma colectividad que constituyen un ´sí mismo´ colectivo. (p.139)  
En este sentido, tanto sujeto como colectividad alimentan y fortalecen constante,  
mutuamente la identidad cultural a través de la comunicación de los elementos que la  
conforman, haciendo presente en comunidad aquellas expresiones que les han sido  
transmitidas de una a otra generación en escenarios culturales como festivales o rituales,  
pero también apropiándose individualmente de los elementos identitarios. En este último  
caso, la voluntad del sujeto es fundamental para dicha conservación ya que puede decidir  
identificarse o no con su entorno sociocultural, afianzar su sentimiento de pertenencia o  
encausarse a otra cultura.  
Lo anteriormente descrito ocurre porque el individuo se hace una pregunta constante  
¿quién soy yo? Guerrero Arias (2002) afirma:  
Eje clave para saber y decir quiénes somos es el sentido de adscripción o  
pertenencia, la conciencia, interiorización y el orgullo que nos hace ‘sentirnos parte de’  
un pueblo, una sociedad, un grupo social que comparte una misma raíz histórica, un  
mismo universo simbólico, una particular visión sobre la vida, una cultura por la que ha  
podido llegar a ser lo que se ha construido como pueblo. Todo proceso de construcción  
de la identidad se inicia con la necesidad de autorreflexión sobre sí mismo, la mismidad,  
que hace referencia a la imagen o representación de un ‘mismo’, que nos permite decir  
‘yo soy’ esto o ‘nosotros somos’”.  
La construcción de la identidad cultural desde una perspectiva tradicional y  
autóctona  
Es a partir del “nosotros somos” –identidad colectiva- que se consolida un carácter  
regional particular, un matiz cultural local que concede rostro propio, tez, tono de voz,  
manera de hacer, de comer, de vestir, de danzar, de cantar. La identidad cultural acentúa  
el modo de ser colectiva e individualmente. El acento se marca de tal manera que una  
región o colectividad determinará incluso sus costumbres alimenticias, escogerá  
determinados productos agrícolas y serán los(as) guardianes de las tradiciones quienes  
indicarán el modo de preparar los alimentos de manera autóctona.  
Espeitx Bernat (2011) afirma: en efecto, desde la perspectiva de las representaciones  
sociales y de las actitudes de los consumidores, los llamados ‘productos de la tierra’ (…)  
representarían la tradición, la continuidad con el pasado, la acumulación, a lo largo del  
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tiempo, de conocimientos empíricos transmitidos y testados de generación en generación.  
También serían exponentes de la vinculación con un territorio, con un paisaje físico y  
social, en definitiva, con una sociedad con la que se identificarían y que les identificaría.  
Por ende, se puede deducir que la identidad cultural es un conjunto de creencias, valores,  
tradiciones, modos de ser, de sentir, de hacer y de convivir con otros, transmitidos por la  
familia y otras instancias sociales, que funcionan como elementos unificadores dentro de  
un grupo social, provincia, región, país, y que actúan para que los individuos que lo  
forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia hacia una colectividad con  
rasgos particulares propios.  
Identificación: un reto de la actualidad  
Ahora bien, procurar pertenecer o sentirse parte de una colectividad con identidad cultural  
definida no implica una pretensión de unificación absoluta e incuestionable. Lo anterior  
sugiere una tensión dialéctica porque, sobre todo los jóvenes al observar diversas culturas  
por el fenómeno de la globalización-, se sienten atraídos por otras maneras de ser y de  
hacer en el mundo.  
La Identidad es itinerante, fluctuante, multidimensional, tiene distintos niveles,  
rasgos y formas. Por eso no se puede hablar de identidad sino de identidades, puesto que  
éstas son múltiples, fragmentadas y diferenciadas. Son múltiples porque cada individuo  
contiene simultáneamente varias identidades como parte de su ‘ser’; son fragmentadas  
porque cada identidad nos vincula a otro conjunto de actores societales que ocupan  
distintos espacios sociales o geográficos. Son diferenciadas porque haciéndonos sentir  
que somos parte de un conjunto mayor, nos permite afirmar nuestras propias  
especificidades. (Guerrero, 2002).  
Conforme lo citado previamente, la conservación de la identidad cultural autóctona en  
una región se constituye en un reto pues, aunque un sujeto haya nacido en un sitio  
determinado culturalmente, puede identificarse con otros colectivos distintos al de su  
entorno social, incluso, puede tomar distancia al no sentirse identificado con su herencia  
cultural, caso en el que no afirmaría la especificidad de sus rasgos culturales y adoptaría  
otros. Dicha situación es muy común porque la Cultura está en constante cambio,  
transformación y evolución.  
Una aproximación a la identidad de Santander, específicamente en el área  
metropolitana de Bucaramanga y el Municipio de Vélez  
La cultura santandereana tampoco ha sido una tradición anclada sino una tradición  
dinámica, influenciada o afectada por elementos culturales de regiones vecinas o por  
grupos culturales que han transitado por los caminos santandereanos dejando huellas que  
agregaron matices a la auténtica tradición local. En ese fenómeno de transculturación, es  
posible que algunas tradiciones hayan quedado auténticas y otras se modificaran.  
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Sánchez Suárez (1994), hace una disertación en su estudio sobre la cultura huilense,  
afirma:  
América latina pareciera una unidad, por el idioma o la religión, pera cada país  
exhibe sus particularidades. La identidad, así concebida, identifica y distingue.  
Paradójicamente, la identidad no puede ser entendida sino en la medida de los contrarios,  
es decir, es aquello que identifica un conglomerado social y al mismo tiempo lo que lo  
diferencia de otros. ¿Por qué somos huilenses? ¿Por un territorio en que vivimos? ¿Por  
una manera de hablar o decir las palabras o comunicarnos con un lenguaje que también  
se habla en otros sitios? ¿Por una comida en particular o un cúmulo de valores que nos  
hacen más o menos parecidos y nos diferencia de otros que no comen lo mismo o tienen  
del sueño un concepto bien distinto? No es la geografía, proyecto político, jurídico y  
estatal, la que define en verdad el concepto de lo regional ni la que puede permitirnos el  
encuentro con nuestra gente (…) Tal vez lo que existe son varias identidades y diferentes  
grados de desarrollo.  
Varios son pues los factores que han incidido en la conformación de la identidad cultural  
santandereana, unos particulares en la identidad de la provincia de Vélez, otros distintos  
en la provincia de Soto, considerando además el fenómeno de urbanización de  
Bucaramanga y su área metropolitana. Vélez se ha conservado por su arraigo campesino  
y preservación de las tradiciones autóctonas, por la difusión de la música y otras  
costumbres. Bucaramanga, Floridablanca y Piedecuesta en la provincia de Soto, han sido  
afectadas por la evolución acelerada del desarrollo urbanístico y la movilización de  
muchos migrantes de zonas vecinas quienes se radicaron en la capital tras la búsqueda del  
estilo de vida capitalino que ofrece, escenarios contemporáneos, variedad comercial,  
información global mediática, a diferencia de la región rural como es Vélez.  
En ese sentido, dada la globalización y la influencia de los medios de comunicación como  
la radio y la televisión, la cultura local se ha ido mezclando con palabras y expresiones  
de otras regiones. Sin embargo, algunas palabras autóctonas que se usan en la mayoría de  
las provincias y municipios santandereanos son: pingo (tonto), mano (hermano), arrecho  
(bravo), ole (¡hey! ¡oiga!), nono (abuelo), chévere (divertido), pero en especial  
expresiones como: no joda mano, ¡mire a ver!, ¿Cuál es la joda?, ¿pa' cuando?, ¿pa'  
donde?, entre muchas otras que también se comparten con el departamento Norte de  
Santander.  
Un ejemplo de esa forma particular de expresarse mediante el lenguaje se puede encontrar  
en el libro “Tres mil hijuetantas coplas veleñas(s.f.), texto que es una recopilación de  
saberes y tradiciones populares de la Fundación Tiple y Guabina de Vélez, en donde en  
el acento santandereano está puesto al servicio de diferentes motivos y situaciones; en las  
coplas se puede decir algo de forma picaresca y jocosa, al estilo santandereano, en eventos  
culturales, festivales artísticos o reuniones sociales.  
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Tabla Nro. 1. Ficha de diseño metodológico  
MÉTODO  
Tipo  
Fenomenología  
Exploratorio - Descriptivo  
Enfoque  
Cualitativo (con un instrumento cuantitativo)  
Inductiva  
Vía  
Variables  
Variable Dependiente: arraigo cultural  
Variables independientes: educación artística –– prácticas  
culturales.  
Variable interviniente: familia - incidencia de la globalización  
Observación directa, encuesta estructurada, Entrevista dirigida  
Técnicas de recolección  
(
SOTO: Fabio Peña Plata, director Casa cultura Piedra del sol  
Floridablanca; Víctor Suárez Castañeda, director artístico Centro  
Cultural de Bucaramanga; Néstor Moyano, historiador con énfasis  
cultural// VELEZ: Chata Vásquez, artesana y guabinera mayor;  
Álvaro Quiroga, fundador de la Academia Álvaro Quiroga;  
Reynaldo Atuesta, Organizador Ferias de Vélez; Hernando  
Ramírez, organizador del Festival Estudiantil en el Colegio  
Universitario).  
Muestra  
SOTO 150 individuos  
Bucaramanga: Nacional de Comercio  
Floridablanca: Colegio Nuestra Señora del Rosario  
Piedecuesta: Universidad Pontificia Bolivariana  
VÉLEZ 150 individuos  
Bolívar: Colegio Integrado Simón Bolívar  
Vélez: Colegio Nacional Universitario de Vélez  
Puente Nacional: Instituto Técnico Industrial Francisco De Paula  
Santander  
Prueba piloto  
SOTO  
Bucaramanga: Normal Superior (12)  
Florida: colegio El Rosario (13)  
Fuente: Elaboración propia3  
Desarrollo de la investigación  
Para lograr el objetivo de identificar los elementos que conforman la identidad cultural  
que tienen los habitantes de Soto y de Vélez, se recolectó información a través de diario  
de campo, encuesta y entrevista a profundidad. Al contrastar o triangular los resultados  
parciales se observó y se realizaron las siguientes inferencias:  
Mediante la técnica encuesta se evidenció que más de la mitad de las personas que  
respondieron en ambas provincias creen tener conocimiento de la cultura de su pueblo;  
sin embargo, hay un mayor porcentaje en el Municipio de Vélez que indican saber qué  
3
Nota: La tabulación de resultados de encuestas, el análisis de las entrevistas (que se realizó mediante la  
técnica de agrupación de Sandoval Casilimas usando como criterio de clasificación los cuatro existenciales  
de la Fenomenología), y las observaciones de diario de campo (plantilla de Bonilla y Rodríguez), se  
encuentran en el documento original del trabajo de grado modalidad investigación.  
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elementos culturales los caracteriza, mientras que en la provincia de Soto la mayoría de  
las personas asocian tales elementos con el acento y la tradición gastronómica.  
Asimismo, en las dos provincias se muestra que el papel de la identidad cultural es  
fundamental e importante para casi todas las personas pero cuando se indaga más a fondo  
el conocimiento cultural y la aplicación que hacen de esta, se percibe que en Soto hay  
algunas personas que mencionan como celebraciones la fiesta de San Pedro y San Pablo,  
el Festival de Zipaquirá, el Festival de Socorro, la fiesta de la virgen de la Lajita, 20 de  
Julio, Feria de las Flores, y como días importantes la Feria de la Cerveza, Festival de la  
empanada y estas celebraciones colombianas no son culturales o no pertenecen con  
exactitud al Área Metropolitana por la cual se estaba preguntando. Mientras que en la  
provincia de Vélez mencionaron el Festival de la Guabina y el Tiple, el Festival  
Estudiantil, Festival de los Chirriquiticos, Festival de la Guabina y el Requinto, Festival  
Nacional del moño. Además, dentro del marco de estos festivales hay celebraciones  
religiosas como la de La Virgen de las Nieves, micro ferias artesanales, gastronómicas,  
cabalgatas, entre otras, que afianzan la identidad.  
Figura Nro. 1. Pregunta 4 de encuesta: ¿Se siente identificado con la identidad cultural de  
su pueblo?  
Soto  
29%  
71%  
a
b
Vélez  
11%  
89%  
a
b
A. Si  
B. No -  
Fuente: Elaboración propia  
Asimismo, para caracterizar las prácticas culturales que existen en las provincias y la  
intervención que hacen las alcaldías junto a las Casas de la Cultura para su visibilización,  
se encontró que quienes respondieron las encuestas seleccionaron la opción fundamental  
e importante para indicar qué papel juega la identidad cultural en ellos y a pesar de eso,  
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en la provincia de Soto hay un desconocimiento general de las diversas prácticas  
culturales que se realizan en los municipios, indicando que han estado en academias de  
modelaje, de inglés, patinaje, fútbol, beisbol, basquetbol y voleibol. En Vélez se encontró  
que no necesariamente todos tienen claridad de lo que se realiza cada año en su tierra  
como se esperaría que fuera al ser anfitriones de un amplio público que los visita  
frecuentemente  
Por otra parte, la técnica de entrevista evidenció que los líderes veleños encargados de  
difundir el folclor Santandereano tienen conocimiento acerca de la historia, de los  
fundadores de Vélez, del paso del torbellino, de la influencia religiosa que esta tuvo en la  
creación de los festivales para dar lugar a las viandas que se organizaban para las  
procesiones las cuales le dieron lugar al piquete en el caso de Vélez. En el mismo sentido  
se tiene en cuenta la creación, transformación e importancia de la organología musical  
Santandereana, la cual es transmitida de generación en generación.  
Sin embargo, se percibe en la provincia de Soto un desconocimiento que, explicado por  
Néstor Moyano, historiador cultural, se debería a los cambios territoriales que se han  
hecho a la brava porque luego de tantas guerras, tantas constituciones, tantos cambios y  
migraciones, la gente se confunde y se demora en crear una identidad. De hecho,  
históricamente ese es uno de los motivos por el cual “la cultura de Santander parece islas  
que no están sobre un mar y en cada una de ellas conserva costumbres diferentes”, afirma  
el historiador. Esto mismo fue expresado por Fabio Peña, director de la Casa de la Cultura  
de Floridablanca, quien reveló una estadística del Departamento Administrativo Nacional  
de Estadística DANE que indica al 8% de la población florideña nacida en dicho  
municipio, el resto son personas que inmigraron a estas tierras debido al progreso y  
desarrollo social que se ha presentado.  
Mediante la técnica de entrevista se pudo apreciar, según Lilia Vásquez, que en Vélez  
siempre ha habido lugares donde se enseña a bordar ropa, lencería, adornos navideños,  
alpargatas, formando así a los artesanos que conservan el legado cultural. También Álvaro  
Quiroga les apuesta a nuevos talentos dictando clases en las que los niños aprenden a leer  
música, a digitar con técnica, aprenderse las escalas, afina sus oídos para que tengan una  
adecuada apreciación musical mientras conocen ritmos colombianos y un poco de historia  
acerca de sus creadores.  
Por otra parte, Fabio Peña propuso una descentralización de los talleres culturales para  
poder hacer una mejor cobertura del municipio con los talleristas de la Casa de la Cultura,  
pero en agosto de 2018 se quedaron sin recursos económicos y no se pudo continuar  
atendiendo a toda la gente con la que venían trabajando. Fabio dice que ellos deben acudir  
a muchas estrategias, utilizar redes sociales, utilizar canales tradicionales de medios de  
comunicación, utilizar la voz a voz para difundir eventos culturales y esto se debe a que  
los recursos para promoción cultural, siempre es muchísimo menor frente a los que por  
ejemplo se invierte en un concierto donde pueden pagar páginas completas de prensa,  
cuñas radiales.  
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En la provincia de Vélez, Hernando Ramírez organizador del Festival Estudiantil en  
Vélez se encarga de gestionar y promover la cultura, él expresó: el estado poco apoya  
esta labor aunque ellos como comité hacen gestiones con la Secretaría de Cultura pero la  
cotización para los recursos es aprobada por muy poco y no se alcanza a cubrir lo que se  
necesita, se exigían muchas cosas, muchas evidencias y había poco tiempo para eso,  
terminada la actividad nos daban el 50% y el otro 50% cuando pasáramos el informe final.  
Entonces por más que quieran llegan a pasar solicitud por 40 millones y aprueban 4 o 5  
por eso buscan por el lado de la alcaldía, por la parte crediticia con una corporación que  
se llama Coopservivélez que apoya 2 millones que no es tanto para la gran asistencia que  
tienen, pero con poquito logran sacar todo adelante.  
Hernando Ramírez y Fabio Peña coinciden también con Reynaldo Atuesta, ex director  
del comité organizador del Festival Nacional de la Guabina y el Tiple, quien comentó:  
“nos falta plata y mucha plata para poderlos complacer a todos, por eso yo lancé una  
campaña este año que dice #YoSoyUnoDeLosMilVeleñosQueApoyoMiFestival Si son  
mil personas que apoyen con 60mil pesos anuales son 60 millones con lo cual nosotros  
podemos ayudar ese Festival Estudiantil, al Festival de la Guabina y el Tiple, al Festival  
de los Chirriquiticos y el Festival de las Danzas que hace el Colegio Isabel Valbuena”.  
Coincidiendo de esta manera con los demás entrevistados en el amor y compromiso que  
hay con perpetuar la identidad cultural aun sin contar con mayor respaldo económico para  
hacerlo.  
La provincia de Vélez se conoce porque gira en torno al folclor, su organización no gira  
entorno a estímulos, ya que la alcaldía no da dinero para incentivos. Sin embargo, en  
Vélez se tiene esa tradición de decirle a la gente “vea esto aquí es muy bonito, es muy  
hermoso y hemos acostumbrado a los anfitriones a que no todo tiene que ser plata”.  
Reynaldo Atuesta citó un ejemplo: “usted ve 8 mil 10 mil personas todas con su traje  
típico en un desfile de flores pero todos llegan con flores compradas de su bolsillo, que si  
hacen falta pues mijo vaya y cómprelas, porque si se van 4 millones se recibe uno y la  
gente debe colocar 3 pero ese es el amor por el arte un poquito del estado de resto nos  
toca a nosotros colocarla, porque nos gusta, porque nos nace, sino todo esto ya se hubiera  
muerto”.  
Por otra parte, con la técnica de diario de campose indagó acerca del conocimiento de  
la cultura en niños y jóvenes. Se encontró, entre otros hallazgos, que preparar una pareja  
de bailarines que promoviera el folclor en sus colegios causaba reacción de sorpresa en  
los espectadores, una combinación entre asombro y deleite; los niños se ponían las manos  
en la boca, movían las manos, los de atrás se paraban para ver mejor porque les parecía  
casi que mentira ver a esa pareja de conocidos, tocando, cantando y bailando la copa.  
Algunos de los amiguitos que se acercaban a felicitarlos preguntaban que eso qué era, de  
dónde y por qué lo conocían. Esto lo realizaron Miguel Enrique Amaya y Julieta Ríos,  
alumnos de la Academia Ballet Integral KT, al ser partícipes del concurso Talento  
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Caldista organizado en el Instituto Caldas, sección primaria, en el cual se promovió el  
folclor mostrándolo a niños entre 3 a 11 años.  
En cuanto a la caracterización de las prácticas culturales, con la técnica de diario de campo  
se evidenció que para la gente son muy agradables los concursos y festivales folclóricos  
ya que se desarrollan en un plano que no es competitivo sino social y para quienes viven  
en este ámbito y le dedican parte de su vida a cultivar su talento folclórico es gratificante  
que haya reencuentro después de unos meses o quizás años. En el caso de la gente mayor  
es agradable ver que se conocen con personas desde mucho tiempo atrás y por las  
distancias sólo se encuentran de vez en cuando en estos eventos; ahora llevan a sus hijos,  
nietos o familiares a que los acompañen a estas actividades como integrantes de los  
grupos perpetuando el folclor e inculcándolo en su familia que es el primer círculo social  
que debe ser impactado por los promotores del folclor.  
Figura Nro. 2: Imagen incluida en el Diario de campo  
Continuando con el análisis de otros factores que inciden en la identidad cultural, las tres  
técnicas de recolección de datos permitieron constatar que, en cuanto a la intervención  
realizada por los entes gubernamentales para apoyar a los artistas, se puede afirmar con  
total seguridad que es bajo, burocrático, demorado, difícil y muy tergiversado. Son varios  
embajadores culturales y verdaderos artistas quienes luchan por perpetuar, difundir y  
enaltecer la identidad cultural del departamento, pero es complicado ya que los recursos  
económicos no dan para tanto.  
Y para revisar el cumplimiento del último objetivo, enunciar los eventos cotidianos de  
los habitantes de Soto y de Vélez, así como la puesta en práctica de costumbres y  
características tradicionales arraigadas a su cultura santandereana, desde la técnica de  
encuesta se evidenció que en la provincia de Soto se identifican más con el acento debido  
a la interrelación con el contexto social en el que se encuentre la persona, aspecto que  
lleva a fomentar el aprendizaje de elementos como la comunicación, la apropiación de  
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algunas palabras, expresiones y la forma particular de hablar adquirida durante la  
formación continua del ser humano a lo largo de su vida. Por otra parte, en Vélez el  
resultado mostró que las costumbres y tradiciones folclóricas son más frecuentes y  
arraigadas debido a la presencia artística permanente que se hace a nivel familiar, social  
y académico; allí se motiva a la gente a incursionar culturalmente en cualquier ámbito, ya  
sea gastronómico, artesanal, musical o dancístico.  
Así mismo, para conocer la puesta en práctica de costumbres tradicionales y la formación  
que reciben por parte de los colegios, entidades culturales o en academias privadas con  
apoyo de sus padres, se encontró en ambas provincias una baja participación. En la  
provincia de Vélez el 29% que ha recibido clases lo ha hecho en Fundaciones, en su  
círculo social con amigos o gracias a sus familiares, mientras que en Soto ese 17%  
indicaron haber estado en teatro, danzas, música, pintura e historia.  
Los eventos mencionados en las entrevistas fueron talleres, retretas, presentaciones  
artísticas, así como El desfile de la cultura de la Feria de Bucaramanga, Festival de la  
Santandereanidad, Feria Dulce, Festival de Música Campesina, Festival de Teatro,  
Festival de Música Campesina, Festival de Duetos Hermanos Martínez, Arte al Parque,  
los viernes de Cultura, los programas de lectura infantil, los programas de biblioteca en  
tu barrio, son estrategias que han mostrado buenos resultados porque la gente empieza a  
identificar que cada cierto tiempo se va a encontrar una actividad cultural y que de ahí  
difunden y propician la participación artística en la provincia de Soto.  
Mientras que en Vélez está el desfile folclórico, Desfile de las Flores, Festival Estudiantil,  
Festival de la Guabina y el Tiple, Festival de la Guabina y el requinto, Festival del moño,  
Los chirriquiticos y la forma de enseñarlo es sencilla. Afirmó en entrevista la Chata  
Vásquez: “yo ponía música de torbellino, guabinas, bambucos, pasillos y mire cómo  
funcionó, yo nunca le dije a ninguno de mis hijos, venga les enseño esta tonada. Eso es  
tener sentido de pertenencia y eso es sentirse orgulloso de lo que uno es, de lo que uno  
siente, todo esto que le estoy contando se adquiere con el corazón y se arraiga con  
sentimiento puro, del bueno, del sano”.  
También mediante el diario de campo se pudo corroborar que efectivamente todo depende  
del ámbito en el que crezcan las personas, de ahí se derivan elementos como la asistencia  
a una programación cultural, que muchas veces se difunde en medios de comunicación  
masiva, como el periódico local Gente o ADN, que es de fácil acceso a la gente debido a  
que los regalan y aun así se presenta una baja participación.  
O si por el contrario se promueve el arraigo cultural desde los círculos sociales en los que  
se desenvuelven los jóvenes y niños, incursionando en academias que de una u otra forma  
ya sea del estado o particular ofrecen una formación artística que sea de utilidad tanto  
para el conocimiento de un nuevo arte, como para el desarrollo de la personalidad.  
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Conclusiones  
Mediante el desarrollo de esta investigación se encontró que en las dos provincias  
estudiadas hay conocimiento de las costumbres, creencias, valores y elementos culturales  
particulares como bebidas, comidas, dulces, vestuario e instrumentos musicales. Dichas  
costumbres son transmitidas generalmente por padres, profesores o gestores que crean un  
arraigo cultural en niños y jóvenes, evidenciándose mayor impacto en la provincia de  
Vélez en razón a que constantemente hay divulgación cultural en su entorno.  
De igual manera se percibió que las prácticas culturales promueven el sentido de  
pertenencia a la provincia y que con el tiempo los habitantes de la región acogen con  
mayor gusto las actividades a las que asisten porque mejoran sus destrezas, pulen talentos  
en distintas disciplinas culturales, encuentran oportunidades y se abre una puerta de  
conocimiento histórico, social y cultural de todo lo que los antecede. Esto se realiza a  
pesar de no tener mucho apoyo económico por parte de los entes gubernamentales.  
Se dio cumplimiento al objetivo principal de realizar un estudio comparativo del arraigo  
de la identidad cultural mediante el método fenomenológico entre los habitantes de la  
Provincia de Soto y la Provincia de Vélez en Santander. Aplicando las técnicas de  
recolección de datos previstas, encuestas, entrevistas y alimentando constantemente un  
diario de campo para poder identificar espacio vivido, tiempo vivido, cuerpo vivido y  
relaciones establecidas, que son los cuatro existenciales del método de estudio que se  
implementó.  
Un primer aspecto fundamental que surgió a lo largo de la investigación y que da  
explicación a la apropiación y a la visibilización cultural fue el amor por lo propio. Este  
sentimiento explica el arraigo y el ahínco de aquellas personas que con total convicción  
hicieron del folclor un pilar fundamental en su vida. El veleño ama al ancestro e inculca  
esos valores y tradiciones a sus hijos; lo anterior es un hecho que se evidencia, por  
ejemplo, en la actividad llamada “parranda veleña”, una marcha multitudinaria en la que  
más de cien mil habitantes desfilan por las calles del municipio vistiendo traje típico,  
tocando instrumentos y cantando coplas.  
Esta afirmación también se constata en el diario de campo al interactuar con uno de los  
grupos folclóricos bolivarenses compuesto por mamá, tío, hijos, hermanos, sobrinos,  
yernos siendo las cabezas un par de hermanos de 68 y 72 quienes tienen instrumentos de  
percusión con 50 años de antigüedad y son considerados una reliquia no por el tiempo  
que llevan sino porque la persona que lo toca bien sea de 70 años o quizás más, recibieron  
ese legado por sus padres y ese mismo instrumento los ha acompañado a festivales,  
concursos, viajes, matrimonios, celebraciones.  
Un segundo aspecto corresponde a la visibilización cultural, la cual se hace a través de  
los medios de comunicación masiva social, tanto tradicionales (radio, prensa, televisión  
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regional) como los contemporáneos (redes sociales); sin embargo, algunos gestores  
culturales, como afirma Fabio Peña, reprochan la falta de compromiso de los medios de  
comunicación: “los medios, que difícilmente le apuestan a la cultura, más bien apuestan  
a cosas banales que representan lucro económico”.  
Sin embargo, parte importante para la difusión de información en la actualidad son las  
redes sociales, en WhatsApp y Facebook existen grupos de directores artísticos donde se  
puede ver la agenda cultural que se maneja en el área metropolitana para de esa manera  
asistir a talleres, presentaciones o concursos realizados en su categoría musical o de  
danza. En Vélez las redes sociales son de gran ayuda, Lilia Vásquez cuenta que su hija  
Esley “montó una página virtual entonces ahora vienen aquí y me mandan a hacer los  
trajes típicos, son trajes que impactan bastante y están alrededor de los 4 millones de  
pesos”.  
Así que el llamado es para que los comunicadores perpetúen y repliquen la identidad  
cultural de la sociedad a la que pertenecen, ya que es una tarea que está a su alcance  
debido a la facilidad que tienen de proporcionar información, darles visibilidad a temas  
de interés, brindar mayor conocimiento acerca de eventos o como en este caso que  
hablamos de tradición, la cual es una trasmisión de costumbres, creencias y valores que  
ha pasado de generación en generación.  
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