Análisis histórico e iconográfico de un elemento de turismo cultural: la  
Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a  
monumento urbano contemporáneo  
Historical and iconographic analysis of an element of cultural tourism:  
the Immaculate Virgin of Quito, from convent religious sculpture to  
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contemporary urban monument  
Vanessa Lomas Gualpa  
Museo Fray Pedro Gocial- Quito, Ecuador2  
anthyto1992@gmail.com  
Patricio Yánez Moretta  
Universidad Internacional del Ecuador, Sede Quito.  
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apyanez@hotmail.com  
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Manuscrito recibido el 30 de mayo del 2020, y aceptado tras revisión editorial y de pares doble ciego el 15 de septiembre del  
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020. Turismo, desarrollo y buen vivir. Revista de Investigación de la Ciencia Turística -RICIT. Nro. 14. Publicación Anual. (diciembre -  
020) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
Guía del Museo Fray Pedro Gocial del Templo San Francisco de Quito, Ecuador  
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Docencia e Investigación en las Carreras de Turismo y de Gestión Ambiental. Universidad Internacional del Ecuador, Sede  
Quito.  
Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
RICIT nro. 14 -diciembre -2020. (pp.49-63) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
Resumen  
La historia de la ciudad de Quito es compleja, y se torna en un desafío para propios y visitantes.  
Gran parte de la población no conoce el origen y significado de varias obras de arte esculturales  
locales, que son atractivas para el turismo. La Virgen Inmaculada de Quito fue creada en el siglo  
XVIII por Bernardo de Legarda; con el pasar de los años se ha convertido en un símbolo  
importante para la historia del arte ecuatoriano. Para fomentar la conservación del patrimonio  
cultural local, tangible e intangible, se indagó y recopiló información acerca de esta escultura  
emblemática, con el fin de transferirla de manera correcta a la sociedad local e internacional.  
Palabras clave: turismo cultural, iconografía, escultura religiosa, monumento urbano, Virgen  
Inmaculada de Quito.  
Abstract  
The history of Quito city is complex, a challenge for its own and visitors; most do not know the  
origin and meaning of many local sculptural works of art, attractive for tourism. The Immaculate  
Madonna of Quito was elaborated in the 18th century by Bernardo de Legarda; over the years it  
has become an important symbol for the history of Ecuadorian art. In order to promote the  
conservation of local, tangible and intangible cultural heritage, information about this emblematic  
sculpture was researched and gathered, in order to transfer it correctly to local and international  
society.  
Keywords: cultural tourism, iconography, religious sculpture, urban monument, Immaculate  
Madonna of Quito.  
Introducción  
La ciudad de Quito, se encuentra cerca de la cordillera andina occidental a 2850 msnm, está  
rodeada de majestuosos volcanes, valles, lagunas, quebradas, colinas y además está cerca de la  
Línea Equinoccial. Fue declarada primer Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO  
en 1978. Esto permite, entre otros elementos, que la ciudad sea muy rica en historia, cultura, arte,  
arquitectura, paisajes y etnografía (Peralta y Moya, 2015).  
La historia de la ciudad no solamente se encuentra en las huellas existentes de lo que hoy es  
Quito, sino también en cada manifestación cultural y tradicional; por tanto, parece ser un desafío  
para los ciudadanos locales el conocer, comprender y entender el gran valor intangible que posee  
el centro histórico de la urbe. La “Virgen Inmaculada de Quito” es una escultura simbólica  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
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relevante para los quiteños, sobre todo para la comunidad franciscana radicada en Ecuador. Data  
del siglo XVIII, y fue elaborada por Bernardo de Legarda. Es una imagen tallada en madera, con  
ojos de vidrio, alas y corona de plata, que al mismo tiempo demuestra la influencia indígena en su  
vestuario, en particular su fachalina, la que tiene múltiples colores: rojo, verde, violeta, azul,  
entre otros (Escudero, 2009).  
El nombre de la imagen se ha ido modificando a través del tiempo. Esto ocurrió principalmente, y  
como se explicará más adelante, por la construcción de una réplica más moderna, llamativa y más  
grande que fue colocada sobre una pequeña montaña que tiene forma de Panecillo (Vargas,  
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005). Sin embargo, con el pasar del tiempo la “Virgen Inmaculada de Quito” o la “Virgen del  
Panecillo” ha ido dejando grabada su existencia en esculturas, fotografías, libros e historias  
escritas y orales.  
Durante la presente investigación se pudo observar que no se contaba con suficiente información  
acerca de la historia de esta muestra de arte quiteño y ecuatoriano. Por tanto, se buscó contribuir  
al conocimiento y conservación de este elemento patrimonial dentro del contexto histórico,  
cultural y tradicional correspondiente, para mantener y precautelar la memoria colectiva, tangible  
e intangible y poder transmitir esta información desde una plataforma académica.  
Para ello se consideró una de las definiciones más aceptadas sobre Interpretación de Patrimonio,  
la cual se refiere a las maneras con las que se comunica información a visitantes de un sitio  
natural, cultural o recreativo, como un museo, un parque o exhibición científica; es la  
comunicación de información sobre el origen y propósito de los recursos, objetos, sitios y  
fenómenos históricos, naturales, culturales, que utiliza métodos personales o no personales  
(Moreira y Tréllez, 2013).  
Marco Teórico  
La Virgen Inmaculada en Europa  
Según Bustillos (2010), el ícono de la Virgen María se extendió por Europa en el siglo IX gracias  
a los monjes de Oriente; en ese entonces la Iglesia Católica no aceptaba el culto a dicha imagen.  
Para santificarla, se tuvo que conseguir el apoyo de los monarcas españoles.  
Posteriormente, la Inmaculada Concepción creció como idea en Europa con diversas  
formulaciones marianas medievales y diferentes calificativos: Reina del Cielo, Madonna de la  
Humanidad y La Asunción. Para el siglo XIV todavía no existían evidencias de la existencia de la  
Mujer del Apocalipsis y/o de la Inmaculada, por lo que en la Baja Edad Media se trató de  
expresar la doctrina de la Inmaculada Concepción (García, 1997) sola o con la Divina Trinidad y  
El Niño en brazos de la Virgen.  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
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Aquellos conocimientos se divulgaron en Alemania mediante grabados de la Virgen como  
“Mujer del Apocalipsis”, acompañados generalmente de alguna frase inmaculista; en España  
durante el siglo XVI se determinó mejor al ejemplar de la Inmaculada, el que fue oficializado en  
el Concilio de Trento. Durante la Contrarreforma, varios teólogos sustentaron la concepción de  
sine macula (sin mancha) de la Virgen, gracias a la intervención de Dios Padre, constituyéndose  
desde ese momento en la protectora del mundo hispánico (Crespo y Vargas, 1977); de manera  
simultánea la Orden Seráfica se encargó de difundir aquella devoción.  
La Tota Pulchra de Joan de Joanes (Figura 1) influyó durante todo el siglo XVI y XVII en  
España y en América rodeada de símbolos de origen bíblico; al mismo tiempo, Molanus sugirió  
que la imagen debería estar adornada con símbolos de pureza. Luego surgió la idea de una Mujer  
Apocalíptica con una iconografía definitiva, basada en argumentos bíblicos como por ejemplo la  
cita me creó desde el principio y antes del mundo” (García, 1997).  
Llegada y posicionamiento de La Virgen en América Latina  
Los nativos americanos eran politeístas (veneraban al sol, la luna, las montañas, los volcanes, el  
jaguar, la serpiente, entre otros elementos naturales.); el sistema de creencias estableció que  
algunas de estas divinidades de una u otra manera intervenían proveyéndoles de alimentación,  
agua, calor y morada.; sin embargo, otros eran muy temidos por el daño que podían causar.  
La llegada de los conquistadores españoles a lo que actualmente es Hispanoamérica permitió el  
ingreso de nuevas costumbres y conocimientos a los indígenas; siendo esto sorprendente y  
complejo para ellos, pues adoraban a elementos pertenecientes a la naturaleza circundante. Para  
que adopten sus creencias católicas, los españoles tuvieron que utilizar recursos como las  
analogías para que los habitantes locales comprendan las nuevas representaciones de la cultura y  
tradiciones traídas desde Europa (García, 1997). Por ejemplo, crearon una analogía entre la  
Virgen María y la montaña mencionando que ambas son fértiles, creadoras de vida y protectoras  
de los seres vivos; con este antecedente, los aborígenes empezaron a venerar gradualmente a la  
imagen de la Virgen. Dentro de este contexto, resulta relevante considerar lo enunciado por  
Lacan (1984), quien menciona que “la imagen del otro actúa como un espejo en el cual los  
sujetos ven reflejados sus pasiones, instintos y deseos”; permitiendo que los pensamientos,  
lenguaje y cultura de las civilizaciones anteriores sigan constituyendo meditaciones para  
comprender el ser del mundo occidental (Pacheco, 2017).  
En el siglo XVI, el sincretismo se hizo presente en Hispanoamérica, representando la forma de  
las montañas con el cuerpo de la Virgen en el que se manifestaban los colores, paisajes, flora y  
fauna tradicional existentes en el Nuevo Mundo. Así es como se difundió la imagen de la Virgen  
durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Como los oriundos lo relacionaban con la Pachamama, la  
devoción a la Virgen se mantuvo constante en algunas ciudades, tales como Quito.  
Posteriormente se empezó a enseñar el Ciclo Mariano que, según Goetz (1655) citado por Crespo  
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y Vargas (1977), se encuentra constituido por los trece aspectos más importantes de la vida de  
María; el presente artículo gira en torno al primero y segundo períodos de este ciclo.  
Figura 1. Virgen Inmaculada o Tota Pulchra, pintura por Joan de Joanes (1568), Iglesia de la Compañía  
de Jesús, Valencia, España. Fotografía de: Diego Oña.  
Período 1. Las cuatro partes del mundo ante la Virgen Apocalíptica  
La imagen de esta Virgen es una de las más antiguas (siglos X y XI), del arte bizantino; basada  
en una descripción del apóstol San Juan en el Apocalipsis, capitulo 12: “Apareció en el cielo una  
gran señal, una mujer cubierta de sol... el dragón se paró delante de la mujer para tragarse al  
hijo… Y parió un hijo varón que había de regir todas las gentes…” (La Biblia, 2005); es decir,  
María como madre universal y el dragón eventualmente representado por una serpiente debido a  
la influencia del barroco.  
Período 2. La Inmaculada Concepción  
En el siglo XVI se generó una controversia en torno a la figura histórica de María, debido a que  
algunos pensaban que no podía considerársela Virgen y mencionaban que la mujer elegida por  
Dios para ser madre de su hijo tenía que ser una criatura exenta de toda mancha y especialmente  
del pecado original.  
Goetz explicó que la Virgen Inmaculada se apoya sobre el mundo y con su pie aplasta la cabeza  
de la serpiente que condenó a Adán y Eva, los que tras su caída pidieron auxilio a la Virgen; es  
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por ello que aparecen cobijados bajo su manto y la Virgen sostiene una flor que significa pureza  
(Figura 2) (Crespo y Vargas, 1977).  
El ícono de la Virgen Inmaculada transmite sensaciones y pasiones, y a su vez comunica los  
valores que debe tener una sociedad, subjetivando la realidad a través de una conciencia colectiva  
para estructurar el orden social de una comunidad, como en otras imágenes iconográficas  
(Pacheco, 2017).  
Figura 2. Imagen de la Inmaculada Concepción. Fuente: Crespo y Vargas, 1977.  
Metodología  
Se utilizaron métodos cualitativos a lo largo de un estudio descriptivo, bibliográfico-histórico,  
exploratorio, explicativo, analítico y documental, considerando lo propuesto por Yánez (2014).  
Esto contribuyó a generar y examinar información sobre las características de la “Virgen  
Inmaculada de Quito”, permitiendo luego proponer formas de mejorar algunas percepciones  
sobre el uso de nombres incorrectos para esta escultura. Además, se realizaron capacitaciones a  
los guías del Museo Franciscano a mediados de 2018, para compartir la información generada.  
El primer semestre de 2018 se comenzó con la fase de diagnóstico con el total de empleados y  
colaboradores directos del museo: 50 personas (9 trabajadores + 41 profesionales colaboradores  
en turismo histórico cultural, arquitectura, restauración, museología, guianza e historia), con  
quienes se levantó la información sobre el museo y su conocimiento sobre la iconografía e  
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importancia de la escultura de la Virgen Inmaculada de Quito a través de entrevistas  
semiestructuradas.  
Resultados  
Escuela de Artes y Oficios San Andrés en Quito  
En 1552, en la Real Audiencia de Quito se creó la Escuela de Artes y Oficios San Andrés  
(Escuela Quiteña), primera de Ecuador y Sudamérica. Sus principales fundadores y profesores  
fueron Fray Jodoco Ricke, el Padre Juan Morales y Fray Pedro Gocial (Tabla 1), fue creada con  
el objetivo de descubrir y potenciar las habilidades de los indígenas, tales como: leer, escribir,  
esculpir, pintar, etc., sobre todo destacándose en el ámbito de las bellas artes. Cada una de las  
obras de esta escuela se enlazó con libertad, emociones y el dogma religioso, siendo un medio  
para evangelizar e iluminar la mente de los indígenas a través de imágenes, para buscar a Dios y  
expresar la concepción del mundo en un lenguaje variado y colorido (Crespo y Vargas, 1977).  
Durante esta época se destacaron artistas, por ejemplo, Bernardo de Legarda, quienes aprendieron  
y mejoraron eficazmente algunas técnicas artísticas, tales como: sombrear, esgrafiar, chinesco,  
policromado, encarnado, claro oscuro, encolado, entre otras.  
Tabla 1. Profesorado de la Escuela de Artes y Oficios San Andrés  
Nombre  
Posición  
Cátedra  
Padre Juan Morales  
Fray Jodoco Ricke  
Fray Pedro Gocial  
Fundador  
Custodia y guía  
Fundador, profesor  
Profesor  
Pintura, escultura  
Pintura,  
escultura,  
apuntadores.  
Jorge de la Cruz Mitina  
Francisco Morocho  
Arquitecto, profesor  
Arquitecto, profesor  
Labrado en piedra, horneado  
en ladrillo, construcción.  
Labrado en piedra, horneado  
en ladrillo, construcción.  
Fraile Francisco Morillo Profesor  
Lectura, escritura, gramática.  
Lectura, escritura, gramática.  
Fraile José de Villalobos Profesor  
Fuente: adaptado a partir de Gallegos, 1994.  
Algunos de los temas representados por estos artistas fueron historias sagradas, teológicas,  
asuntos bíblicos de los profetas o reyes, moral dogmática y vida de los santos; aportaron  
características propiamente ecuatorianas en las obras como el color rojizo en las mejillas, flora y  
fauna nativas o endémicas, paisajes, vestimentas, alimentación tradicional, entre otros  
Además, cabe mencionar que los Siglos XVII y XVIII fueron los de mayor auge de la Escuela  
Quiteña, prosperando un estilo dinámico, alegre o trágico, de acuerdo con los sucesos del entorno  
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quiteño (Crespo y Vargas, 1977; Kennedy, 1999), representándolo con estilo barroco. Aquellas  
obras cruzaron fronteras llegando a Bogotá, por ejemplo, debido a lo atractivo de la  
diferenciación iconográfica y su narrativa visual y alegórica. Asimismo, aparecieron las  
cofradías, grupos de personas o maestros devotos de un santo, de acuerdo con las actividades  
laborales que realizaban, surgieron con el objetivo de preservar las técnicas y fomentar las  
virtudes estéticas y morales dentro de los talleres y en la sociedad quiteña. Una de las cofradías, a  
la que perteneció Legarda fue “Nuestra Señora de los Dolores”, patrona del gremio de escultores  
(Vargas, 1955).  
Cabe recalcar, que la sociedad quiteña del siglo XVIII fue demasiado religiosa o como algunos  
dirían localmente muy “curuchupa”; por tanto, se empeñaron en difundir y fortalecer la devoción  
a la Virgen, ya que rezaban diariamente el rosario, realizaban procesiones, y efectuaban  
penitencias y plegarias.  
Con el transcurso del tiempo las obras quiteñas tuvieron un alto estilo, muy similar al arte  
europeo, estilo que impulsaron con ánimo propio y originalmente distinto, desde el primer  
momento. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX la Escuela Quiteña fue decayendo  
principalmente debido a las revoluciones independistas y libertarias.  
Bernardo de Legarda y la Virgen Inmaculada de Quito  
Bernardo Legarda (mejor conocido como Bernardo de Legarda) nació en 1705 en Quito. Sus  
padres fueron Don Lucas de Legarda y Doña María del Arco. Se casó con Alejandra Velásquez,  
pero la abandonó porque ella fue infiel a su matrimonio. El vacío de este afecto lo lleno con el  
arte y con el cariño familiar, sobre todo de sus sobrinas; encontrando un modelo de delicadeza y  
ternura para sus imágenes, especialmente la de la Virgen Inmaculada. Tuvo también una estrecha  
relación con la Orden Franciscana porque su sobrino Marino de Jesús pertenecía a ella (Vargas,  
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005).  
Dentro del taller legardiano surgieron también otros expertos como Manuel Chilli “Caspicara”,  
que ingresó al taller con tan solo 14 años de edad. Legarda fue un artista muy renombrado, por lo  
que los religiosos residentes en la Real Audiencia de Quito pagaban mucho dinero para que  
realizara sus inigualables obras. Por tal razón, el Padre Juan de Velasco mencionó “conocí a  
varios indianos y mestizos insignes en el arte; más a ninguno como Bernardo Legarda de  
monstruosos talentos y habilidad para todo. Me atrevo a decir que sus obras de estatuaria pueden  
ponerse sin temor en competencia con las más raras de Europa” (Vargas, 1956). En general,  
Bernardo de Legarda se destacó mucho más elaborando Inmaculadas, Nacimientos, Reyes Magos  
y Calvarios. Cada una de sus obras era puramente decorativa, demostrando su habilidad con las  
gubias y pinceles. En 1734, y basándose en la pintura de Miguel de Santiago “La Inmaculada  
Concepción” (Figura 3), crea una de sus obras maestras la Virgen Inmaculada de Quito  
(Figuras 4a y 4b) para el retablo mayor de San Francisco (Figura 5).  
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Figura 3. Virgen de la Inmaculada Concepción, pintura por Miguel de Santiago (S. XVII), en el Convento  
de San Agustín, Quito. Fotografía por: Vanessa Lomas.  
Legarda falleció a los 68 años, en la parroquia de El Sagrario en 1773; en los libros de la  
Parroquia puede leerse “Dignus aeterna gratitudine apud omnes cujusque status homines”,  
“Digno de eterna gratitud ante todos los hombres de cualquier estado” (Vargas, 1960). En su  
testamento ordenó que se lleve su cuerpo a la Iglesia del Convento Seráfico-San Francisco, donde  
fue sepultado en la bóveda del altar de Nuestra Señora de la Concepción.  
Figuras. 4a y 4b. Escultura ‘Virgen Inmaculada de Quito’, Legarda (1734), colocada en el Altar Mayor de  
la Iglesia de San Francisco, Quito. Fotografías de: Escudero, 2012; Lucano, 2010.  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
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Figura 5. Altar o Retablo Mayor del templo de San Francisco de Quito.  
Arquitectura del retablo por Fray Jodoco Ricke; Obra por: Jorge de la Cruz Mitina y Francisco Morocho;  
obsérvese la escultura de la Virgen Inmaculada hacia el centro.  
Fotografía de: Jaramillo, 2016.  
Iconografía de la Virgen Inmaculada de Quito  
La Virgen Inmaculada de Quito (Figuras 4a y 4b) estuvo fuertemente inspirada por dos pasajes de  
la biblia (2005):  
Génesis 3: la serpiente dijo a la mujer “¿Es cierto que Dios les ha dicho que no coman de los  
árboles del jardín? La mujer respondió: podemos comer de los frutos de los árboles… pero no de  
ese árbol que está en medio del jardín” porque moriríamos. Sin embargo, la mujer tomó “su fruto  
y se lo comió y le dio también a su marido”. “Por lo que Dios dijo a la mujer: ¿Qué has hecho?  
La serpiente me engañó y he comido”, respondió.  
Y Apocalipsis 12: “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida de sol, con la  
luna bajo sus pies y corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está embarazada… Y apareció otra  
señal: un enorme dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos… “. “El dragón se detuvo delante  
de la mujer… para devorar a su hijo en cuanto naciera. La mujer dio a luz a un hijo varón…”;  
pero el dragón “se puso a perseguir a la mujer…” y “le dieron a la mujer las dos alas de águila  
grande para que volará”. Así, es como consiguió una escultura de alto valor teológico y artístico,  
por su elegancia y movimiento.  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
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La escultura de la Virgen (Figuras 4a y 4b) luce en su cabeza una aureola en forma de diadema  
que se abre en rayos de sol y finaliza con estrellas, doce en total, en su espalda se despliegan alas,  
viste una túnica blanca decorada con flores rojas y pan de oro, en la parte superior posee una  
franja con forma de tira bordada con flores, en la cintura un cordoncillo que cubre hasta sus pies  
(su pie derecho usa calzado negro), el manto rodea la cintura, sube por la espalda y cae sobre su  
hombro derecho hacia adelante, de color azul dorado con estrellas y con bordes dorados en el  
exterior y con un color rojizo en el interior del manto (Lucano, 2010).  
Su cara, el cuello y las manos mantienen un encarne brillante, posee ojos de vidrio para darle una  
fisonomía más realista. Los elementos que la acompañan son:  
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. Alas: velocidad.  
. Alas de águila: fuerza, seguridad, cuidado y diligencia; es el símbolo real del trono  
de Salomón, signo de inmortalidad e intervención de Dios en el mundo.  
. Azul: simboliza el cielo, la santidad, la autoridad y la revelación divina.  
. Bestia: simboliza a los enemigos de Cristo.  
. Blanco: pureza, gloria, justicia, triunfo.  
. Cabello suelto: propio de doncellas vírgenes.  
. Cadena: castigo sobre alguien.  
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. Corona: símbolo de realeza, poder, virtuosismo y derrame de bendiciones sobre  
alguien.  
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. Dragón: representa el caos y es el enemigo de la divinidad creadora.  
0. Estrellas: símbolo de virginidad antes, durante y después del parto.  
1. Luna: fecundidad femenina y de la tierra.  
2. Manto: justicia.  
3. Nubes: santidad de vida para acudir a la presencia de Dios.  
4. Mujer pura: la verdadera Iglesia.  
5. Oro: elevación espiritual, perseverancia y trono de Dios.  
6. Plata: purificación.  
7. Querubines: espíritus celestiales alados, primer conjunto de la jerarquía angelical.  
8. Rojo: sacrificio, protección, sangre de Cristo.  
9. Serpiente: mal que encarna el demonio.  
0. Sol: Jesús y el Evangelio.  
1. Túnica: símbolo de victoria y justicia (Lucano, 2010; Lomas et al., 2018).  
Algunas particularidades de la Virgen Inmaculada de Quito es que constituye la única obra que  
lleva la firma del autor; su festividad es el 8 de diciembre y tiene varios seudónimos: “Alada”,  
“Bailarina”, “Apocalíptica”, “Legardiana”, “Virgen del Panecillo” (esta última denominación  
adquirida ya en el siglo XX) (Lomas et al., 2018).  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
RICIT nro. 14 -diciembre -2020. (pp.49-63) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
La Virgen Inmaculada de Quito: de escultura religiosa conventual a monumento urbano  
contemporáneo  
El padre español Agustín de la Herrán tuvo la idea a comienzos de la década de 1950 de  
transformar la Virgen legardiana en una obra más grande que cuide y represente a la ciudad de  
Quito y que se ubique en un lugar estratégico visible para todos los ciudadanos  
(http://www.virgendelpanecillo.com, 2018). Es así como el 4 de noviembre de 1955, con el  
liderazgo del padre Rigoberto Correa se inicia la construcción de dicho monumento. Este proceso  
fue realizado en la cima de una colina llamada El Panecillo, una elevación natural de 3000 msnm.  
Esta gran escultura de aluminio tiene 41 metros de alto (30 corresponden a La Virgen y 11 a su  
base) (Figuras 6a y 6b). Está formada por 7400 piezas de aluminio; la base del monumento tiene  
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8 columnas que representan a las provincias ecuatorianas de aquel entonces. Su construcción  
concluyó en 1975 (http://www.virgendelpanecillo.com, 2018).  
Actualmente, esta réplica monumental de la Virgen Inmaculada de Quito (llamada comúnmente  
Virgen del Panecillo) ocupa el lugar número 58 entre las estatuas monumentales más altas del  
planeta, y el primer lugar entre las elaboradas con aluminio, siendo incluso poco más alta que el  
Cristo Redentor de Brasil (http://www.virgendelpanecillo.com, 2018).  
Figuras 6a y 6b. Escultura contemporánea de la Virgen Inmaculada de Quito.  
Planificación de la escultura: padres Agustín de la Herrán y Rigoberto Correa.  
Período de construcción: 1955-1975. Fuente: http://www.virgendelpanecillo.com.  
Conclusiones  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
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Los quiteños, y ecuatorianos en general, no conocen lo suficiente sobre el origen de la “Virgen  
Inmaculada de Quito”, quién fue el creador de la escultura original que inspiró el monumento  
actual, en dónde fue elaborada, en qué se basó el artista para tallarla y cuál fue su motivación o  
idea para culminar tan hermosa obra escultórica; asimismo, tampoco la mayoría conoce su valor  
histórico - patrimonial y lo que representa exactamente para la ciudad y el país.  
La Virgen Inmaculada, en su forma de escultura original, no es muy conocida entre los  
ecuatorianos posiblemente por falta de conocimiento y/o interés, lo que ha causado el olvido de la  
obra legardiana y la confusión con la réplica monumental que existe en la cima de El Panecillo  
(conocida comúnmente como Virgen del Panecillo y ya no como Virgen Inmaculada de Quito).  
La presente investigación permitió conocer aspectos fisonómicos y culturales de la escultura  
original e inspiradora de la Virgen del Panecillo, desde la interpretación de los indígenas  
ecuatorianos hasta la interpretación religiosa colonial dentro de la Escuela Quiteña; asimismo, se  
pudo compartir con la comunidad de empleados y colaboradores del Museo Fray Pedro Gocial  
conocimientos acerca de los prodigiosos artistas coloniales quiteños, ejemplificados en este caso  
por Bernardo de Legarda.  
Se recomienda al Museo Fray Pedro Gocial, del Templo San Francisco de Quito, y a otros  
similares del país mantener principios como los propuestos por Tilden (2009) y Domingo (2012)  
en el funcionamiento cotidiano de este tipo de instituciones: que en la actividad guiada se dé  
relevancia al visitante, que se relacione al elemento patrimonial visitado con las historias y  
experiencias del visitante; que la interpretación no sea solo información, que contenga también  
valores afectivos; que la interpretación de elementos del museo que va destinada a niños no sea  
una simplificación de la destinada a adultos, que sea más bien concisa y divertida para que  
entiendan y recuerden mejor lo observado.  
Finalmente, también cabe recomendar a éste y otros museos del país mantener a su personal  
plenamente capacitado en las funciones que desempeñan cotidianamente, esto redundaría  
indudablemente en una mayor satisfacción de los visitantes nacionales e internacionales.  
Agradecimientos  
Al Museo “Fray Pedro Gocial”, templo de San Francisco de Quito, en especial al Lcdo. Pablo  
Rodríguez por habernos permitido trabajar dentro de sus instalaciones y habernos compartido sus  
conocimientos. A Macarena Núñez, por el acompañamiento durante el proceso investigativo. A  
Diego Oña, por facilitar algunas fotografías para el presente documento.  
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Virgen Inmaculada de Quito, de escultura religiosa conventual a monumento urbano contemporáneo  
Vanessa Lomas y Patricio Yánez  
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