Ensayo: Vínculos entre el turismo y el desarrollo local
Adriana Patiño
RICIT. Nro. 12- 2018 (pp. 100-113) ISSN-e: 2588-0861
y que buscan un bienestar en común, es decir, el turismo aparece como una necesidad emergente
en comunidades, étnicas o no. Salango, Agua Blanca, Yunguilla, son algunas de las primeras
iniciativas turísticas de este tipo en el país, sus primeras actividades consistieron en caminatas por
senderos improvisados, servicios empíricos de alimentación y pernoctación.
Tras los primeros estragos negativos de un turismo de masas en las playas españolas, la
declaración de Manila sobre el turismo mundial (1980), destacó las responsabilidades de los
gobiernos a la hora de plantear estrategias para el equilibrio del uso de recursos naturales, mejor
distribución económica, revalorización cultural y la libertad de ocio, es decir, buscar que el
turismo sirva para mejorar el desarrollo del territorio a diferentes escalas. Si bien en Ecuador,
planes como PLANDETUR o la misma transformación de la matriz productiva con el Plan del
Buen Vivir denotaron interesantes iniciativas hacia el turismo rural comunitario, aún no logran
materializarse.
Hace más de 10 años términos, como: economía justa y solidaria, descentralización, desarrollo a
menor escala, se hicieron populares en las administraciones ecuatorianas, siendo los planes de
ordenamiento territorial los “mapas de ruta” para que los gobiernos locales identifiquen qué hacer
con sus recursos, dejando un apartado para el eje productivo turístico, es decir, políticamente hacer
que el turismo evidencie impactos positivos en la economía local a pesar de la alta concentración
turística, la misma que monopoliza uno o dos atractivos, y no es secreto en la industria que la
clave radica en la diversificación del producto. La OMT (2013) “insta a los gobiernos nacionales a
que sigan formulando estrategias de apoyo al sector, así como de cumplir sus compromisos con un
crecimiento justo y sostenible”.
La realidad es clara, por un lado el turismo va a seguir creciendo por la misma necesidad que tiene
el ser humano de transformarse; por otro lado, la economía del país no puede seguir dependiendo
de la exportación de materia prima y recursos no renovables. Si se quiere usar al turismo como
herramienta de crecimiento debe planificarse en lo local, en el lugar geográfico donde están los
recursos. El paso de los años y cientos de destinos han sido ejemplos claros de qué hacer y qué no
dentro de la industria turística. Lo que busca el turista y el local, el poblador o el comunero son
escenarios originales de encuentro debidamente regulados y que satisfagan las necesidad de ambos
roles, experiencias y aprendizaje vs. mejor calidad de vida a través de la puesta en valor de la
identidad local.
Pero cómo definir al desarrollo con la infinidad de términos vinculados, tales como: desarrollo
sustentable, económico, local, geográfico, que se han implementado durante los últimos años. Sin
duda, la reflexión más oportuna es que el desarrollo involucra todas estas variables. Incluso los
países han sido segregados bajo títulos como: desarrollados, subdesarrollados o en vías de
desarrollo, siendo el nivel per cápita aquel que establece los límites entre uno y otro. Sin duda,
esta palabra seguirá asociándose a lo económico, sin embargo, una oleada mucho más humanista,
opta por redefinir al desarrollo como una estrategia para generar las condiciones necesarias
(alimentación, empleo y equidad) y potencializar la personalidad humana.